martes, 16 de junio de 2015

¡Mi primera manta Patchwork!

¡¡Por fin está terminada!!. Costó mucho mas tiempo del que tenía que haber llevado...y es que cosía algo y luego la dejaba abandonada durante meses y meses

Por lo menos le ha hecho ilusión a mi sobrina, que era un regalo para ella. Y ya que es mi primer proyecto de patchwork grande, quería compartirla. Tiene bastantes errores, el patrón me lo he saltado a la torera para terminar haciendo una manta propia a mi gusto y parecer. Con ella aprendí a bordar un poquito, y lo mas curioso, es que casi casi aprendí a coser haciendo esta manta ( aunque mis métodos sean muy propios y a veces perjudiciales para la máquina de coser ).

 ( Tatexo no puede faltar. La cató el primero, y dio el visto bueno a que le pusiera guata gordita y calentita para el invierno )


domingo, 25 de enero de 2015

Vergüenza me da a mi... TODO!



Este año la gripe me pegó fuerte, dejándome tirada por la fiebre y rodando de la cama al sofá y viceversa durante unos días. Pensé que no hay mal que por bien no venga, y aprovecharía para bordar, leer, ponerme al día con el blog... Pero grato error. Lo máximo que hice fue entrar en pinterest y pinear desde posible proyectos hasta balletas mágicas para limpiar el polvo, y así, entre pineo y pineo vi películas. Mas bien me hinché a ver películas.

Una de las primeras, fue la que hoy os expongo " Tímidos Anónimos ". Una peli corta en duración, a duras penas una hora y cuarto. Suficiente, "lo bueno si breve dos veces bueno". 

Es un film extraño, la imagen recuerda indudablemente a Amelie y los personajes están caracterizados con una dulzura extrema, casi parecen sacados de un cuento. Incluso los gestos parecen magnificados y exagerados. Si te dejas llevar por la película, gusta, si intentas mirarle los tres pies al gato, te va a parecer algo insustancial. 

Y es que el argumento es sencillo: Son dos personas con problemas de interacción social. Todo les da vergüenza, no saben hablar ni en grupo ni en un tu a tu. Así que la película trata de lo que acarrea ese problema en el día a día. En la frustración que ellos mismos sienten al ser así y que, aunque quieren ponerle remedio, les cuesta mucho esfuerzo y muchas situaciones cómicas.

Por suerte el destino los une en una situación laboral, así que la relación entre ellos es tremendamente tímida y llena de errores y malentendidos. Y además, con ese toque de cuento que tiene la película, aun parece mas simpática.

Ella te hace pensar cuantas cosas hemos dejado de hacer por vergüenza. Sobretodo cuando somos mas jóvenes, vergüenza de decir, de hacer, de sentir... Y la de veces que por remediar una situación vergonzosa somos capaces de liar la cuerda tanto tanto, que aun quedamos peor.

Y yo soy la primera. Nunca se me olvidará la vez que salí del trabajo y me encontré el coche con un abollón enorme. Yo, como persona tranquila y paciente, empecé a mal decir ya a lo lejos. Les pregunté a unos señores que estaban en frente si ellos habían visto el golpe, y ellos tan amables y seguros de la vida, me intentaron tranquilizar, que si me lo cubría el seguro, que no era para tanto, que la gente iba como loca, que si ya no se podía dejar el coche en esa zona blablablabla... Una vez dicho de todo, asumí que no pasaba nada, que lo mejor era marchar y dar parte al seguro. Así que metí la llave en el contacto y... voilá! tampoco me abría el coche. Vuelta a maldecir; que si me habían roto la cerradura, blablabla vuelta a empezar! Lo mas gracioso fue cuando me dio por mirar para dentro del coche y, oh! No coincidía con el mío. Sutilmente y masticando la tragedia que se avecinaba, mire la matrícula del coche y, oh! No era mi coche, joder, no era mi coche y la que había liado!! Tenía a cuatro señores pendiente de mi y dándome consejos... ¿ Cómo salir de ahí con cierta dignidad ? No se pudo, en cuanto hubo ocasión me fui alejando del coche poco a poco mientras hablaba con ellos de manera cada vez mas lejana... y eché a andar fuerte hasta mi verdadero coche. Desde esa dejaba el coche en la otra punta de la calle. 

Así que imaginaros, si yo pasé vergüenza, ¿como habría actuado otra persona aun con mas 
vergüenza? 

Y todo esto lo confieso a colación de la película. Ahora hacedme el favor de no dejarme tan mal, y confesad algun momento en que hayais pasado vergüenza!

martes, 13 de enero de 2015

¡ No me lo puedo creer !

Soy seguidora en Facebook de la página "Yo fui a EGB , aunque la EGB no fuera exactamente mi sistema de estudios - por poco. Aun así, como seguro que os pasa a muchos, la gran mayoría de las cosas que ponen o que destacan, las había en mi casa, en la de mis abuelos, dibujos que he visto en la televisión, libros que tenían mis hermanas y que con el tiempo pasaron a mi, y canciones que por la misma razón las recuerdo.

Es muy simpático ver que taaanta gente tenía un barreño con el mismo dibujo o el mismo juego de mesa. Hay veces que, cuando veo alguna coincidencia de lo que teníamos en casa con lo que enseñan, simplemente alucino. Pero alucinar de soltar risotada y de decir " no me lo puedo creer ".

Y eso me ha pasado hoy al ver estos servilleteros que no se de donde salían. Creo recordar que los daban con los yogures, aunque no estoy segura. Viendo en Facebook, ¡¡ cuanta gente conserva aun estos chismes !! ¡¡ y seguro que nadie los usa !! Pero para mi siempre han tenido su encanto, jaja

¿ Los recordáis ?




Nosotros vivíamos en Lugo cuando los coleccionamos. Así que puedo decir que han aguantado dos mudanzas  y, aquí siguen; Guardaditos en un tuper en un cajón de la cocina como si algún día fueran a ser usados...

En fin, son pequeñas cosas que ocupan espacio, pero lo maravilloso es que no sólo sitio físico si no también espacio en nosotros mismos, en nuestros recuerdos, y es entonces cuando creo que sí merece la pena conservar estas cosas. ¿¡ Cuantas cosas tenemos que ocupan mas y que no nos proporcionan nada !?

De pequeña recuerdo tener uno favorito de entre todos, pero por mas que intento recordar  no me acuerdo. No creo que en mi casa se utilizaran a menudo pero sí que cuando se hacía, mi hermano por hacerme rabiar se ponía los dos limones en su servilleta. Y si no recuerdo mal, a mi padre le ponía las uvas ( de aquella me parecían preciosas... madrededios ).

Ahora volverán al cajón durante muchos años mas pero con la gracia de saber que muuchas personas aun los guardan como yo, sin saber muy bien para qué, pero con bonitos recuerdos. Algún día tal vez vuelvan a ponerse encima de la mesa.



martes, 6 de enero de 2015

Momentos felices







Momentos felices


 
Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?
Cuando salgo a la calle silbando alegremente
—el pitillo en los labios, el alma disponible—
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?
Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro —sé que todo es fiado—,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?
Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es la felicidad lo que amanece?
Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?
Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?
Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte».
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?
Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?


Gabriel Celaya
No sabía como retomar el blog. Llevaba una hora pensando cuando decidí dejarlo para  mañana, por si mañana se me ocurría algo. ¡Qué triste pensar que no tienes nada que decir! Cogí un par de libros de la estantería, de cuando estudiaba en el instituto, e invitando a la memoria las clases de literatura española recordé al guipuzcoano Gabriel Celaya. 
Esa poesía que la profesora pasó por alto y nunca hizo hincapié en ella, tal vez no era de su gusto o no la consideraba importante pero que a mi, me encantó. Hace poco, seguramente en una noche como esta, en la que no sabes si leer, escuchar música o qué hacer, cogí este mismo libro. Tan sólo venía un poema tan breve que enseguida me entraron ganas de buscar por internet sobre Gabriel Celaya y su obra. Me picó la curiosidad.
Entre datos y poemas, y escritos y pensamientos que encontré interesantes está este poema. Sobre la felicidad. Sobre donde en el hoy por hoy está la felicidad. No en esa euforia desmedida, si no en el sentimiento constante de palpar lo que queremos y saber que está aquí con nosotros, y que debemos disfrutarlo mas.
Creo que es un buen comienzo en el blog, y un buen poema para la noche de hoy y clausurar así las Navidades de este año.

miércoles, 2 de abril de 2014

Tu y yo, cantando, riendo, llorando...






"Ti e eu  cantando, rindo e chorando... "

Bueno, ahí no llorábamos. El llorar vino mas tarde. Ahí pescábamos farros, julias y sarguetas. Ahí nos sentábamos en las rocas y comíamos un bocadillo con una coca-cola. Mojaba los pies en pozas y a veces en el mar directamente. Me decías que por qué no me bañaba en una zona recogida, en una antigua cetárea ya cerrada ( ahí no había corriente, y tampoco espantaba a los peces ). Ahí reíamos y me enseñabas a coger xorra, hablábamos de cómo estaba el mar, me enseñaste a calcular las subidas y bajadas de la marea...

A través de esa Reinetta, si nos ponemos a pensar, nos has observado a todos. Desde que éramos pequeños, hasta hace pocos años ( aunque siempre te gustó mas tu cámara, caíste en la tecnología ). A los abuelos, hijos, sobrinos, hermanos, tu mujer, amigos... Gente que aun se emociona al mencionar, al recordarte. Incluso hay fotos de personas que mutaron a ratas. Pero que son todo recuerdos de ti, porque esas fotos eran tu visión de nosotros. Los recuerdos que nos quedan en papel y fueron sacados por ti, es tu visión de nosotros. Realmente, somos todo parte de ti. Me miro las manos, y siguiendo las líneas dibujadas es imposible evitar que soy parte de ti, y tu parte de mi.

He programado esta entrada para el día 2. No me apetece decir el por qué, suena tan feo y tan horrible....

..... Prefiero, sin mas, mirar las líneas de mi mano.


martes, 4 de marzo de 2014

Cuando la palabra aún era algo valioso.

"Nosotros somos los que vivimos. No podrán eliminarnos ni destruirnos. Persistiremos y resistiremos siempre. Somos el pueblo. "

"... Allí donde haya un policía pegando a un muchacho, allí donde un recién nacido llore porque tiene hambre, allí donde haya una lucha contra la sangre y el odio en el mundo, mírame allí mamá porque allí estaré. Allí donde haya alguien luchando por asentarse en algún lugar, o por un trabajo decente o una mano amiga, allá donde haya alguien que luche por la libertad, mira en sus ojos mamá porque allí estaré yo...".

Las uvas de la ira. 1940 ( adaptación cinematográfica )


 


Tenía  anotada esta cita de la película. Cuando vi la peli recuerdo darle un sentido a esas frases totalmente diferente al que hoy, (tal vez han pasado un par de años¿?). Y tampoco sé explicar que sentido tienen hoy, sólo sé que es diferente. 

Sea como sea, película totalmente recomendable. ¡Hay cosas que nuuunca cambian!


miércoles, 6 de noviembre de 2013

La boda de Kate

 La última novela de Marta Rivera de La Cruz se llama La Boda de Kate.



Lo empecé por elegir un libro de los que se proponía en el club de lectura, tal vez porque ya leí libros de esta escritora ( todos menos uno ). Lo empecé con ganas, pero luego lo dejé. Me parecía insustancial, los personajes no me encajaban en el entorno ( conocer el pueblo gallego donde se ambienta la historia influye ) y me parecía demasiado light. Un hilo argumental que creo que ella es capaz de explotar mucho mas y de dejarme sin aliento como hizo con " el inventor de historias " o " El tiempo entre prodigios ".

La cuestión es que a pesar de todo ello, la historia tenía " algo " que me atraía para seguir leyendo y así... lo terminé en un plis plas. Conclusión, ¿ me gustó ? Pues ... psss ... Un libro mas. Recomiendo esta autora sin dudarlo, pero no para leer este libro si no los anteriores mencionados.


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