viernes, 29 de octubre de 2010

Nanas de la cebolla

Hoy 30 de octubre de 2010, es el centenario del nacimiento del gran Miguel Hernández.



Hijo de una familia humilde de Orihuela - Alicante. Tuvo que dedicarse al pastoreo de ovejas desde muy joven, abandonando así la escuela. Pero eso no le hizo alejarse de los libros: visitaba constantemente la biblioteca municipal pública y leía cuanto podía. Se dice que fue autodidacta.

Viajó dos veces a Madrid en busca de trabajo sin demasiada suerte hasta que, en el segundo viaje consiguió inmiscuirse en alguna que otra revista literaria. Conoció a Rubén Darío, Pablo Neruda entre otros, y de una manera muy curiosa, conoció a Vicente Aleixandre:

Paseando por la calle vio en el escaparate de una librería el recién editado libro de Aleixandre " La destrucción o el amor ". Como no podía comprarlo por problemas económicos, le escribió una carta al autor donde escribió el apelativo " Miguel Hernández, pastor de Orihuela " para llamar la atención del escritor. Y así debió de ser, pues pocos días después recibió un ejemplar en su casa, acompañado de una carta.

A partir de ese momento nace una amistad, personal y literaria que superó la muerte de Miguel Hernández. Ambos se inspiran entre ellos en sus obras literarias, se ayudan en momentos personales - Aleixandre le regaló un reloj de oro a Hernández por su boda. El único regalo que tuvo y que mas tarde tuvo que empeñar. Viven inmersos en la corriente literaria del surrealismo, aunque Miguel Hernández pronto comienza a sensibilizarse con las causas sociales, con los pobres y las injusticias. Puede que esto provocara que llegara a ser una voz muy sonada en el bando republicano, en el cual se alistó y luchó durante la Guerra Civil.

Durante ese período republicano escribe cancionero y romancero de ausencia y El hombre acecha . Terminada la guerra, Franco obliga a destruir todos los ejemplares, ya imprimidos, de ésta última. Pero gracias a unos pocos ejemplares que fueron salvados, pudo reeditarse la obra años mas tarde, y así gozar de ella en nuestros días.

Miguel Hernández se ve perseguido por los fascistas e intenta cruzar la frontera a Portugal, pero casi al conseguirlo se ve sorprendido y detenido. Se dice que cuando lo detuvieron sólo llevaba encima uas pocas monedas y el libro de poesía de Aleixandre, su amigo, La destrucción o el amor.

A partir de ese momento fue trasladado de cárcel en cárcel, eso si, sin dejar de alzar su voz republicana dentro de las rejas. Cayó enfermo varias veces, hasta que se complicó su estado de salud y enfermó de tuberculosis. Finalmente murió en la enfermería de la cárcel el 28 de marzo de 1942 cuando tan sólo tenía 31 años, y mucho que decir todavía.

Un dato anecdótico es que murió observando la vida. Nadie fue capaz de cerrarle los ojos. Basándose en esto, Vicente Aleixandre, que lo había intentado todo para descarcelarlo ( arriesgando su propia libertad ) y que, incluso, había apoyado económica y moralmente a su mujer y a el mismo , le dedicó un poema.

Tras su muerte, su amigo reunió poemas sueltos de Miguel Hernández que estaban en grave peligro de pérdida o de destrucción y tras varias complicaciones,consiguió publicarlo en 1952, bajo el nombre de " obra escogida".

A mi es un escritor que me encanta. Siempre me encantó su historia, su vida. Aunque imagino que todos los escritores e idealistas han tenido ( y tienen ) una vida curiosa, llena de anécdotas sorprendentes ( aunque como personas gozarán de un punto negro y egoísta como el resto de humanoídes ). Lo que es indudable es que hay personas que nacen con un don para expresar y comunicar de manera especial lo que sienten y lo que ven.

Os dejo una nana que escribió en la cárcel, tras recibir una carta de su mujer donde le contaba que su hijo no comía bien, excepto pan y cebolla. Basándose en eso, le dedicó a su hijo la nana de la cebolla

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado esta entrada.
    Y estoy totalmende de acuerdo en que cada uno nace con un don, es problema sólo es dar con él... el tuyo también es escribir, no lo dejes.

    ResponderEliminar
  2. gracias por leerla y gracias por lo que dices... :-)

    Ahora sí, nos vemos el 14, irmaniña. Si tengo internet actualizaré con frecuencia

    ResponderEliminar